Cuentos tontos de Borrachos
Snatch olisqueaba lo que quedó del banquete frugal de su amo, medio bizco, era una buena mascota de caza, sus alas – elitros de nervaduras como hojas poderosas, se balanceaban de acá, para allá, como si su propio peso lo reconfortara. Olía a muchas cosas desagradables, su alimento principal era la carroña, pero no despreciaba la carne chorreante de sangre, que a veces su dueño le prodigaba. Su único ojo derecho se aguzaba al paso del viento, en aquel páramo, podía oler un insecto, así esté a kilómetros de distancia.
Se desperezó con violencia, sus parásitos propios caigan como lluvia orgánica al suelo terroso, necesitaba una ducha, necesitaba cuidados propios de su especie, ya la fecha de su vacunación expiró hace meses, necesitaba una hembra.
Quería volar, pero esa maldita señal – aviso no le permitía hacerlo, podía asesinarlo en un segundo mientras dormía, podía darle algún veneno de mediano efecto, o dejarlo ciego y errante, o pedir su retiro, a sus 560 años ya no le era fácil volar a match 10 y a 30 kilómetros por encima del suelo, ya no era joven y vigoroso, y a veces le entraba la nostalgia de épocas felices.
Podía hacerlo, pero ....
Recordó alguna vez sus huevos fertilizados, en lo alto de una montaña, recordó a sus hijos pedirle con impaciencia propia de su edad comida fresca, y se regocijaban con la carroña, recordaba sus primeros vuelos hacia el mar, junto con ellos, recordó la vez que rompieron la barrera del sonido, y se sintió feliz, acaso una lágrima, acaso un suspiro, acaso su triple corazón ya no soportaba esos recuerdos, pero sabia que él no era inmortal.
- Este humano, este humano, huele peor que yó.
Sus garras brutales rompieron una roca, no podía, no podía, era prohibido, era tabú, lo cazarían, y lo disecarían, y adornaría la plaza principal, y sus ojos abiertos, y su pico mostrando su lengua bífida, seria una atracción mas, o un escarmiento mas.
Ya era de noche, su amo aun seguía durmiendo, y si tal vez ... , solo una vuelta ...., sus alas necesitaban acción, tal vez ...
Un ventarrón fue su cómplice, fue un golpe certero, ni siquiera vio lo que hizo, se liberó, y de pronto, muchas luces aparecieron alrededor , pero sus alas poderosas remontaron , venció al viento y a la gravedad, y dio un salto enorme, hacia las nubes, miró hacia atrás, si era eso, esos autómatas, malditos aparatos, ya sabrán ..
Buscó los cirros estratosféricos, aquellos que contenían aun algunas partículas de ozono, buscó afanosamente alguna corriente de aire gélido, por fin, a velocidad crucero, cruzó el terminator, el que unía el día con la noche y viceversa, y logro atravesar esa capa invisible que es el tiempo, versus el espacio, vio atrás, aun esos autómatas, pero se quedaran sin carburante, o tal vez son a pilas atómicas, que rayos, necesitaba un momento de evasión, descuido y podía deshacerse de ellos. Pero era cosa de tiempo, aquella señal – aviso, no, no podía morir aun, aun no, remontó en la estratosfera, la velocidad era fantástica, sus dobles membranas oculares, infladas le daban una apariencia extraña, como si se tratara de un insecto, pero sin probóscide, remontó, no, era cuestión de tiempo, falta poco, solo unos cuantos kilómetros ...
Sabia que estaba perdido, no podía ante tanta abrumadora fuerza, su ley era la protección, su obligación era ser esclavo, su objetivo era el servicio, por el servicio, su vida tenia un propósito, y la acababa de romper.
Muchos autómatas, listos con sus armas, lo atacaban, se lanzó en picada, no estaba preparado para hacer eso, no le enseñaron de pequeño eso que iba hacer, pero sabia que no tenia alternativa, tal vez serviría de lección a generaciones futuras, para la generación de huevos fertilizados al natural, cuando los nidos sean libres, y sus cuellos sin señales – avisos, tal vez una ultima lección de este pobre pero valiente viejo ....
Ni siquiera quiso ver lo que hacia, aunque su único ojo derecho lo hubiese permitido, o su ojo bizco, tuviera perfecta visión, no podía ver, no le interesaba, solo chocó, y choco, el suicidio (esa era la palabra) tal vez frenaría esa horrible costumbre de cortar la cola a los recién nacidos.
.... Los autómatas miraban estúpidamente los pocos rastros que quedo del Dragón de Kylar, presentaron su informe, y al menos, fue una anécdota que se podía contar en alguna cantina – prisión, el único Dragón que se reveló y que quiso recuperar su individualidad, pero..., bahhh, quien lo creería.
Cuentos tontos de borrachos ....
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